miércoles, 20 de mayo de 2009

Mi 19 de diciembre de 1971

La primera vez que leí “19 de diciembre de 1971” fue también mi primera vez con el Negro Roberto Fontanarrosa. Fue mi primer acercamiento a su persona, a su obra, a su historia. Y fue también desde entonces que no me separé de él jamás. Incluso, como ya me ha pasado en otros casos, a pesar de haberlo leído una vez que él ya no estaba más de este lado.. Cuando leí "19 de diciembre.. " yo estaba terminando quinto año del secundario y era octubre del 2007, y el Negro se nos había ido, unos meses antes, en julio del mismo año. Fue por eso, tal vez, que me emocionó tanto el haber leído ese cuento.. Porque siento que en esa lectura se conjugaron muchas cosas, muchos sentimientos.. Entre ellos, este que trato de explicitar ahora: Yo estaba conociendo a un escritor, que me estaba pareciendo increíble, pero a la vez sabía, que ya no podría conocerlo más, de alguna manera.. El ya no estaba aquí, entre nosotros.. Sólo podía llegar a él a través del papel, y fue entonces cuando me decidí a aceptar esa extraña relación.. Entre el Negro, el papel y yo..
Pero volviendo a lo que fue esa lectura en sí misma.. Fue realmente fascinante.. Fue un profesor quien me entregó el cuento, como quién confía un objeto muy preciado, y nos dijo : “Léanlo, para mí es el mejor de todos”.. En ése momento no sabía que , tras avistar el punto final esa vez, y muchas veces más, terminaría llegando a la misma conclusión.
Personalmente, soy una amante del fútbol, y con él de todo el folclore que lo rodea, el folclore sano, aclaro: La gente que va a la cancha el fin de semana, con sus banderas, con su camiseta, llena de una pasión inexplicable, provocada solamente por un puñado de colores.. El partido, los gritos, los goles, los cantitos, los llantos, la taquicardia, el abrazo espontáneo con un hermano desconocido, que siente en ese momento lo mismo que yo.. Ésas y miles de situaciones más, esa magia incomprensible que existe sólo para ser vista y que no permite ningún tipo de lógica, ése folclore del que hablo nunca pudo haber sido mejor descripto que en un cuento del Negro Fontanarrosa. Y, en mi caso, considero que la historia que aparece en “19 de diciembre..” es una historia mágica, pero real, que ha sucedido , sucede, y seguirá sucediendo, en las distintas canchas del fútbol argentino. Es la mejor historia, porque llega a la esencia de esa pasión, y porque resume, tal vez en el máximo extremo, la simpleza del amor por un equipo de fútbol, y el sentimiento más profundo y sincero de aquel hincha que “muere” por ver a su equipo jugar.
Definitivamente, ese día me deslumbró ver cómo una persona podía comprender esa pasión incomprensible, y adueñarse de ella para retratarla en un cuento. O en varios, pero, sin dudarlo, éste fue para mí el mejor de todos, porque cuando lo leí por primera vez, reí, me emocioné, sufrí y me reí otra vez.. Y ya sobre el final.. Yo también estaba ahí, ese 19 de diciembre de 1971, en el Monumental, cantando con la hinchada y acompañando al protagonista en su pensamiento, porque sin dudas, “si me dan a elegir una manera de morir”, yo, definitivamente, también elijo ésa.

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